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ACTOS Y LETRAS
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Año VI / Vol. 24 / enero a marzo de 2022
Paradoja y milagro de la Muestra Joven: conversando con Mijail Rodríguez Rolando Prats
Se inaugura hoy, dos de abril de 2019, en La Habana, con la proyección en el cine Charles Chaplin del filme “Museo” (2018), de Alonso Ruizpalacios (Ciudad de México, 1978), y hasta el próximo domingo siete, la décimo octava edición anual de la Muestra Joven del ICAIC, festival audiovisual cuyos hacedores y protagonistas—tanto en el trabajo de mesa como en las pantallas de varios cines y salas de proyección y demás espacios en que se materializa y expresa este esfuerzo (desde exposiciones y conferencias, talleres y presentaciones hasta la publicación de los números concurrentes del boletín Bisiesto)—son en su mayoría jóvenes de hasta 35 años, edad máxima para presentar obras a concurso.
Con esta ocasión, tuvimos a bien conversar brevemente con Mijail Rodríguez (La Habana, 1978), guionista y miembro de la Junta Directiva de la Muestra Joven, y veterano ya de esas lides, para Patrias. Actos y Letras.
A los minadores de la nave que no acaba de encallar en las erradas profecías de los minadores, tan minuciosa, desdentadamente erradas, errantes, que ya no son sino balbuceo de un nomadismo sin niñez (sin inocencia) ni ancianidad bien ganada, venerable—lo que ha encallado o naufragado es el discurso, y el deseo, del desastre, la vociferante certeza, ¿qué extraño estar tan convencido de algo y tener que desgañitarse en sandeces o mentiras cada vez más vulgares para declarar que eso de lo que se está tan convencido (el desastre) es tan obvio, tan cierto?, la vociferante y cada vez más cacofónica, irrelevante certeza de que Cuba es un desastre, de que todo ha sido un desastre, de que el error es constitutivo, de que el pecado es original, a esos—, en New Jersey o Barcelona (esos miamis, en los guetos de la insidia, de ironía cansada y literatura), para esos, este breve botón de realidad viva, expectante, de realidad real, de realidad que todavía se puede prometer algo a sí misma: jóvenes y menos jóvenes haciendo cine y arte en Cuba, y tratando de hacerlo, no por medio de rupturas orfanantes, o de conversiones mercenarias, sino de renovaciones rebeldes, responsables, agradecidas. Naturales. Tropezando y volviéndose a levantar. Quejándose a más no poder, equivocándose una y otra vez en esa tentación, tan humana, de lo terminal, pero, por intuición, o por precoz, inefable sabiduría, quedándose donde deben, donde único podrían ser lo que quieren ser, lo que ya son.
Este breve botón de espíritu, sin doblez ni malicia, para las ajadas solapas de los náufragos— subsidiados por la mala fe o el desvarío— de su propio obstinado, irreversible error. (Rolando Prats, Editor, Patrias. Actos y Letras)
Rolando Prats: ¿Cómo funciona la Muestra Joven?
Mijail Rodríguez: La Muestra es una paradoja. Es auspiciada por el ICAIC, la institución y la industria del cine cubano, pero se nutre de lo más alternativo y se define a sí misma—se juega su identidad—por ese espíritu de apertura a lo que de otro modo se quedaría en los márgenes. Más que una entidad anclada en una estructura fija, la Muestra es un laboratorio permanente. En ella conviven lo dispar y lo diverso. Desde lo más incipiente y desigual hasta lo más elaborado. Desde formas y estilos de hacer cine o de lo audiovisual más tradicionales o convencionales hasta expresiones e inquietudes más experimentales. Lo decantado—y a veces hasta lo viejo—y lo por definirse todavía como nuevo con derecho propio. En una apuesta constante por el diálogo entre todas esas formas, estilos, expresiones e inquietudes, o, al menos, por una convivencia fructífera entre todos ellos.
Incluso hasta en la manera en que se concibe cada edición y se organiza, la Muestra es un proceso de arduo trabajo de equipo, siempre en trance y en caos, que al final consigue, misteriosa y milagrosamente, generar cada vez un universo reconocible y propio, una expectativa que nos vuelve a lanzar hacia adelante. Se detesta o apasiona.
RP: Si tuvieses solo tres definiciones generales para describir mejor la naturaleza de la Muestra— proyecto del ICAIC para los cineastas jóvenes, proyecto del ICAIC de colaboración con los cineastas jóvenes, proyecto autónomo de los cineastas jóvenes dentro del ICAIC—, ¿cuál escogerías y por qué?
MR: En estos momentos, la segunda de esas definiciones es la que más se acercaría a lo que creo que es la Muestra, aunque habría que matizar esa definición situándola en la propia historia de la Muestra.
Al principio, en lo que respecta al quehacer de los más jóvenes, el interés del ICAIC era encontrar y encauzar nuevos talentos para la industria cinematográfica y rescatar aquellas intensas muestras de cine joven de finales de los años 80 y principios de los 90. Llenar aquel vacío que había dejado tras sí el período especial. Pero muy pronto, y yo diría que inevitablemente, comenzó a transformarse en un proyecto del ICAIC de colaboración con los cineastas más jóvenes. Pues los jóvenes traían no solo sus talentos y sus nuevas obras, no solo empezaban a rellenar un vacío, sino que también traían nuevas ideas y nuevas formas de producción y gestión. De esa manera, junto a la atención y el apoyo que recibían y siguen recibiendo del ICAIC como institución auspiciadora y anfitriona, la necesidad y la voluntad de mantener, sostener y defender un espacio como este se ha ido convirtiendo cada vez más en iniciativa y responsabilidad de los más jóvenes y la labor decisiva de concepción, organización, teorización y realización del evento está cada vez más en manos de los más jóvenes. La Muestra no es ni aspira a ser una institución dentro de la institución, pero es un proyecto, un equipo y un laboratorio de ideas, intercambios y prácticas con un perfil propio, reconocible y en constante proceso de ajuste y evolución.
Mijail Rodríguez, Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand (Francia), 2019.
"La Muestra es una paradoja. Es auspiciada por el ICAIC, la institución y la industria del cine cubano, pero se nutre de lo más alternativo y se define a sí misma—se juega su identidad—por ese espíritu de apertura a lo que de otro modo se quedaría en los márgenes."
Mijail Rodríguez
RP: ¿Cuál ha sido el mayor desafío que han enfrentado este año en la organización de la décimo octava Muestra Joven?
MR: Preservar el espíritu esencial de lo que hasta ahora ha sido la Muestra, a la vez que hacer los ajustes y actualizaciones necesarios, tanto por la dinámica misma de evolución y decantación de la Muestra como por el propio entorno y las propias circunstancias de nuestro trabajo. Después de dieciocho ediciones, se ha acumulado una experiencia sustancial que es difícil transmitir sin que se pierdan por el camino adquisiciones valiosas, pero también se hace necesario pasar el batón y dejar que otros se enfrenten a sus propios desafíos, cometan sus propios errores y acumulen su propia experiencia.
RP: ¿Qué esperas que sea esta edición de la Muestra Joven que no pudo ser la anterior?
MR: Espero que sea el evento audiovisual que concebimos, diseñamos y organizamos. Donde lo fundamental sea la experiencia de inmersión y participación en el espacio de creación y reflexión que es la Muestra. La oportunidad de ver las películas en la gran pantalla, analizarlas, debatirlas, descubrir talentos o seguirles la pista a los conocidos. De asistir a los demás espacios y eventos que hacen de la Muestra algo más que un festival de cine, porque no sólo es eso. Contribuir a la formación de los talentos que la Muestra ayuda a exponer y apoyar la producción de nuevas obras. Todo eso en un espacio de encuentro, sorpresa y disfrute. Porque es importante que la Muestra siga siendo pertinente desde el punto de vista creativo, estético, intelectual, pero también una experiencia social y una fiesta.
RP: Si tuvieses todo el margen imaginable, y más recursos, ¿qué harías para que la Muestra se pareciese más a como imaginas que debería ser?
MR: Llegar más a la gente, y llegar a más gente, a través de todos los medios posibles para que sepan qué es la Muestra y atraerlos al evento. Asegurar la máxima calidad de las proyecciones. Organizar mejores talleres de formación y creación. Ayudar más a la producción. Ampliar y mejorar mucho más la difusión de las obras. Propiciar mejores condiciones de trabajo para poder concentrar las fuerzas y los recursos en lo más importante. Confiar más en aquellos que hacen la Muestra, cada año, literalmente por amor al arte.